suplió desde allí durante muchos años, la carencia de sacerdote y de médico
en Sabana de la Mar, llenando ambas labores con entrega admirable y
absoluto olvido de sí misma.
Incansable en su obra de bien y santidad, se convirtió en el alma de su pueblo
y de todas partes acudían a ella buscando la salud del cuerpo y del alma.
El Señor derramó sobre ella la gracia de sus dones y carismas, brotando de sus
manos por este medio, curaciones milagrosas.
Para todos fué madre amorosa y fuente de consuelo y de paz, abiertos siempre
sus brazos para los cientos y cientos que llegaban hasta ella.
Perseguida y humillada desde distintos estamentos, tuvo siempre a Dios por su
defensor y valedor, llegando a ser posteriormente admirada y alabada por sus
propios detractores y perseguidores.
Después de 47 años de entrega absoluta y heróica a la Obra de Dios, descansó
en su paz el día 4 de junio de 1939 , entre el llanto y la veneración de cuantos
la conocieron.
Hoy su sepulcro, en Sabana de la Mar sigue siendo faro de luz y río de gracias
para cuantos se acercan a él.
“Nació para el amor, vivió para el bien, murió en olor de santidad”
Publicado por:Raul A.Pimentel
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